La atención a la diversidad requiere instrumentos prácticos para concebir y aplicar estrategias viables a fin de conseguir la plena participación, con la meta de potenciar el sistema educativo a una nueva con una concepción de cultura, políticas y práctica inclusivas en todos los ámbitos.
Para que los programas se conviertan en servicios permanentes los agentes implicados requieren ser motor de cambio a través del desarrollo de proyectos curriculares desde una perspectiva inclusiva. Los mayores apoyos que se tiene van dirigidos a estudiantes con alguna condición específica o con necesidades educativas (discapacidad, dificultades específicas de aprendizaje).
Para ofrecer estos programas o servicios es necesario tener una evaluación completa que oriente y deje claro las metas a conseguir. Es sumamente importante tener este informe que refleje la necesidad que tiene el estudiante y cómo darle respuesta a su diversidad.
Algo primordial es que la dirección escolar y el equipo especializado emitan un plan de seguimiento y de ejecución que impliquen los ajustes curriculares significativos y/o cambios para su aprendizaje basado en los decretos y líneas de derechos.
Hablar de apoyos en equidad e igualdad, es decir, que todo estudiante tiene derecho a los beneficios de recursos especializados, como el maestro especializados, especialista en voz y lenguaje, apoyo psicológicos, apoyo educativo, apoyo de fisioterapia, entre otras especialidades.
Una de las primeras medidas para el apoyo educativo dirigida al estudiante con necesidades educativas asociadas a la discapacidad son aquellas que facilitan y permiten al estudiante acceder al curriculum. Por ejemplo, uso de un sistema alternativo de comunicación, el uso de equipos informáticos específicos (tipos software, aplicaciones), la adaptación de mobiliario o material, las barreras arquitectónicas, entre muchas otras.
Un aspecto relevante para estos apoyos son las adaptaciones significativas al curriculum, implican revisar los objetivos, criterios de evaluación, contenidos, competencias básicas para las necesidades concretas de un alumno. Esto requiere un cambio en la organización escolar.
Un punto crucial es que la escuela cuente con los recursos humanos con los expertos, recursos educativos que sean capaces de poner en marcha un plan educativo individualizado en una escuela inclusiva; planes que necesariamente deben estar actualizados, con las orientaciones y las recomendaciones de los responsables.
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