Proyecto 4 – Formación para la pedagogía renovada. Nuevos tiempos, nuevas formas.

El mayor desafío que enfrenta hoy los sistemas educativos es garantizar una educación de calidad para todo el alumnado. Ello pasa por mejorar las políticas y prácticas educativas que tienen como objetivo aumentar la equidad, la participación y los aprendizajes y, por lo tanto, la capacidad de dar una respuesta inclusiva y justa a todos alumnos y alumnas que tienen derecho a ir a la escuela, a aprender y a progresar conforme a sus potencialidades.

La educación es para todo el alumnado, la educación debe cumplir tres funciones sociales relevantes. Por un lado, busca influir intencionalmente en el aprendizaje de aquellas competencias que serán necesarias para el buen desempeño personal, social y laboral de los futuros ciudadanos.

Por otro lado, no puede ni debe dejar de mirar hacia atrás, para que esos futuros ciudadanos reconozcan cuáles son los saberes y los valores para la vida. La tercera función tiene que responder a las necesidades y las demandas del hoy, del momento y los nuevos tiempos, nuevas competencias.

En este sentido y como dijo John Dewey: “La escuela no sólo es preparación para la vida, es la vida misma.

Sin duda alguna esa forma de vida tiene que empezar a prepararse en la escuela, a través de un currículum, y de prácticas escolares que contribuyan decididamente a la educación de los futuros ciudadanos para la sostenibilidad.

Para ello, la escuela, nuevamente, debería ser, un oasis de sabiduría y un laboratorio de oportunidades.

Los maestros están en el corazón del aprendizaje. Esta es la razón por la cual los maestros deben recibir formación plena para la planificación de lecciones, creación de contenido, abordar las necesidades individuales de aprendizaje, diferenciando el aprendizaje para todos los diferentes niveles y evaluaciones de los estudiantes. Todo esto desde la formación.

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